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La naturaleza y el agua van de la mano. Este es el pensamiento que subyace tras el programa Ruimte voor de Rivier (Espacio para el río) de los Países Bajos. Este planteamiento de regreso a lo básico sirve hoy como modelo mundial de gestión del agua y protección frente al aumento de los riesgos de inundaciones vinculados al cambio climático. Las inundaciones extremas más recientes, acaecidas en 1993 y 1995, constituyeron una llamada de atención, según afirma Willem Jan Goossen, del Ministerio de Infraestructuras y Gestión del Agua de los Países Bajos. Le hemos preguntado qué representa el programa en lo que respecta a la protección sostenible frente a las inundaciones.
El cambio climático está aumentando la presión sobre las masas de agua. De inundaciones y sequías a la acidificación de los océanos y el aumento de los niveles del mar, se prevé que los efectos del cambio climático en el agua se intensifiquen a lo largo de los próximos años. Estos cambios están dando lugar a que se emprendan acciones en toda Europa. Las ciudades y las regiones ya se están adaptando, recurriendo a soluciones basadas en la naturaleza más sostenibles para disminuir los efectos de las inundaciones y utilizando el agua de manera más inteligente y sostenible, de modo que sea posible convivir con las sequías.
Los plásticos fabricados en masa se introdujeron a mediados del siglo pasado como un material milagroso: ligero, moldeable, duradero y resistente. Desde entonces, la producción de plásticos ha aumentado rápidamente y aportado múltiples ventajas a la sociedad. Ahora, al cabo de unos setenta años, la producción anual de plásticos es de más de 300 millones de toneladas y hemos empezado a entender el verdadero legado de estos productos: nunca «desaparecen» completamente del medio ambiente.
La situación de la vida en las masas de agua dulce y los mares regionales de Europa no es buena. El mal estado de los ecosistemas tiene una repercusión directa en muchos animales y plantas que viven en el agua y afecta a otras especies y a los seres humanos, que necesitan agua limpia. La situación de los mares europeos es grave, debido principalmente a la sobrepesca y al cambio climático, mientras que las masas de agua dulce sufren de un exceso de nutrientes y de hábitats alterados. La contaminación química afecta negativamente tanto al medio marino como al agua dulce.
Los europeos destinan todos los años miles de millones de metros cúbicos de agua no solo para el consumo humano sino también para satisfacer la demanda de los sectores agrícola, manufacturero, de calefacción y refrigeración y turístico, así como de otros sectores de servicios. Con sus miles de lagos de agua dulce, ríos y fuentes de aguas subterráneas disponibles, el suministro de agua en Europa puede parecer ilimitado. Sin embargo, el crecimiento de la población, la urbanización, la contaminación y ciertos efectos del cambio climático, como las pertinaces sequías, están suponiendo una enorme presión para el suministro de agua en Europa y su calidad.
El agua cubre más del 70 % de la superficie terrestre. Fue en el agua donde comenzó la vida en la Tierra, así que no sorprende que todo lo que está vivo en nuestro planeta azul necesite agua. El agua es, de hecho, muchas cosas: es una necesidad vital, un hogar, un recurso local y global, un corredor de transporte y un regulador del clima. También Aparte, a lo largo de los dos últimos siglos se ha convertido en el final de trayecto de numerosos contaminantes liberados en la naturaleza y en una mina recién descubierta rica en minerales que aguardan ser explotados. Para seguir disfrutando de los beneficios del agua limpia y de unos océanos y ríos sanos, necesitamos un cambio fundamental en la forma en que usamos y tratamos el agua.
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicó recientemente su informe anual relativo al Mecanismo de Presentación de Informes sobre Transporte y Medio Ambiente (TERM), que este año se ha centrado en la aviación y el transporte marítimo. Los dos sectores están creciendo rápidamente, lo que también repercute en el medio ambiente, concretamente en las emisiones. Hemos pedido a Anke Lükewille, experta de la AEMA en materia de contaminación atmosférica, que explique los puntos clave del informe TERM de este año.
En Europa se recopilan cada vez más datos, lo que mejora nuestra comprensión del medio ambiente. Los datos de observación de la Tierra obtenidos a través del programa Copernicus de la Unión Europea plantean nuevos retos y oportunidades para mejorar nuestro conocimiento medioambiental. A través de la combinación de los datos actualizados del programa Copernicus con los que integran la base de conocimientos existente de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), esta pretende capacitar a los responsables de la formulación de políticas y a la ciudadanía de toda Europa en lo que concierne a la adopción de medidas encaminadas a resolver problemas locales, nacionales y globales.
Gracias a la legislación, a la tecnología y al abandono de los combustibles fósiles altamente contaminantes en muchos países, la calidad del aire en Europa ha venido mejorando durante las últimas décadas. Sin embargo, la contaminación atmosférica sigue afectando negativamente a una amplia franja de la población, sobre todo en las ciudades. Dada su complejidad, abordar la contaminación atmosférica requiere de una acción coordinada a múltiples niveles. Para implicar a los ciudadanos, es esencial ofrecerles información actualizada de manera accesible. Es lo que pretende el Índice Europeo de Calidad del Aire que acabamos de poner en marcha recientemente. Mejorar la calidad del aire no solo beneficiarían a nuestra salud, sino que también contribuiría a combatir el cambio climático.
La Unión Europea (UE) se ha comprometido a alcanzar diversos objetivos climáticos y energéticos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la eficiencia energética e impulsar el uso de fuentes de energía renovables. ¿Cómo supervisa la AEMA el progreso de los Estamos miembros de la UE a la hora de alcanzar estos objetivos? Le hemos pedido a Melanie Sporer, experta de la AEMA en mitigación del cambio climático y energía, que explique el papel de la Agencia en esta tarea. También ha explicado el progreso anual en el último informe “Tendencias y proyecciones”.
La vida marina, el clima mundial y nuestra economía y bienestar social dependen de unos mares sanos. Pese a algunas mejoras, nuestras evaluaciones revelan que la utilización actual de los mares de Europa sigue resultando insostenible. El cambio climático y la competencia por los recursos naturales incrementan la presión sobre el medio marino. Las políticas y medidas europeas podrían producir mejores resultados si se implementan con un enfoque ecosistémico y están apoyadas por un marco de gobernanza internacional de los océanos.
Se sabe que la exposición a sustancias químicas nocivas tiene repercusiones en la salud de las personas y en el medio ambiente. Habida cuenta de que la producción química mundial está repuntando y de que se están desarrollando y utilizando nuevas sustancias químicas, ¿cómo podemos saber cuáles son seguras? Hablamos con Xenia Trier, experta en sustancias químicas de la AEMA, sobre diversos asuntos relacionados con un uso seguro de estas sustancias en Europa y las medidas adoptadas por la UE para reducir sus posibles efectos secundarios.
La economía circular sigue siendo un concepto abstracto, cuando no ajeno, para la mayoría de las personas. Si bien «apostar por lo ecológico» es una tendencia cada vez más extendida por todo el mundo, muchas personas todavía no son conscientes de los grandes cambios en nuestro estilo de vida que habremos de adoptar para garantizar un futuro sostenible y asegurar nuestro bienestar a largo plazo.
El mes pasado, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicó su último informe sobre la calidad del aire en Europa, que reveló que, aunque que la calidad del aire está mejorando lentamente, la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud en Europa. Nos reunimos con Alberto González Ortiz, experto en calidad del aire de la AEMA, para debatir sobre las conclusiones del informe y el modo en que tecnologías como las imágenes de satélite están ayudando a mejorar la investigación en la materia.
Nuestro clima está cambiando. Debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar la velocidad del cambio climático y, al mismo tiempo, tomar medidas que nos ayuden a prepararnos a afrontar sus efectos actuales y futuros. Estas dos líneas de actuación requieren una reorientación sin precedentes de las inversiones. Así se reconoció en las conferencias sobre cambio climático celebradas en París y, recientemente, en Marrakech. El sector financiero puede y debe desempeñar un papel fundamental en el apoyo a la transición de Europa hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono y resiliente al cambio climático.
La sociedad moderna depende del movimiento de personas y mercancías, pero nuestros sistemas de transporte actuales afectan negativamente a la salud humana y al medio ambiente. Hemos hablado con Magdalena Jóźwicka, directora de proyecto de un estudio de reciente publicación sobre vehículos eléctricos, que aborda las ventajas y los desafíos medioambientales del uso de la electricidad como alternativa a los combustibles convencionales.
El pasado diciembre, en París, el mundo se fijó un objetivo ambicioso: limitar el aumento de la temperatura media global claramente por debajo de los 2 grados, con el propósito de limitar en lo posible el aumento a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales. En la cumbre del G20 celebrada este mes, China y los Estados Unidos anunciaron su compromiso formal a su adhesión al acuerdo de París. Esto supone un paso significativo en el esfuerzo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global. No obstante, los compromisos actuales de reducción suscritos hasta ahora por los países signatarios no son suficientes para alcanzar este ambicioso objetivo.
Se anuncia un futuro brillante para las fuentes de energía renovable, que juegan un papel cada vez más destacado a medida que Europa intenta reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Hemos hablado con Mihai Tomescu, experto en energía de la Agencia Europea de Medio Ambiente, sobre las oportunidades y los desafíos que afronta la energía limpia.
El panorama de la información medioambiental en Europa ha cambiado considerablemente durante las cuatro últimas décadas. La naturaleza compleja de la degradación medioambiental demanda un análisis más sistémico y el apoyo de datos relevantes. En los últimos años, el trabajo de la Agencia Europea de Medio Ambiente ha incluido análisis cada vez más sistémicos. La AEMA seguirá identificando problemas emergentes y contribuyendo a ampliar el conocimiento medioambiental en Europa.
Los bosques europeos nos proporcionan servicios esenciales: aire y agua limpias, almacenamiento natural de carbono, madera, alimentos y otros productos. Son el hogar de numerosas especies y hábitats. Hablamos sobre los retos a los que se enfrentan los bosques europeos con Annemarie Bastrup-Birk, experta en bosques y medio ambiente de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
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