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La pandemia de la COVID-19 ofrece un ejemplo diáfano de lo frágiles que pueden llegar a ser nuestras sociedades y economías frente a una perturbación importante. Por añadidura, las previsiones apuntan a que estos episodios serán cada vez más frecuentes y graves a causa de la degradación medioambiental y el cambio climático. De cara a la incertidumbre y a una variedad de desafíos, nuestra única opción viable es asegurarnos de que cada una de las decisiones que tomemos en este período crítico nos acerque a nuestros objetivos sociales y de sostenibilidad.
Sabemos que la contaminación por el uso de plásticos y los desechos de plásticos son un gran problema ambiental. En los últimos años, se han incorporado al mercado nuevos productos de plástico que aseguran ser mejores para el medioambiente. En una reciente nota informativa publicada por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) se evalúan sus credenciales medioambientales. Para saber más, nos sentamos a hablar con Almut Reicher, experta en el uso de sostenible de los recursos y residuos de la AEMA.
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado recientemente un informe sobre las «causas del cambio» que influyen en las perspectivas respecto al medio ambiente y la sostenibilidad en Europa. Hemos entrevistado al responsable del informe, Lorenzo Benini, que trabaja en la AEMA en calidad de experto en evaluación de sistemas y sostenibilidad.
¿Cómo podemos crear un mundo más sostenible y resiliente después de la crisis del coronavirus? Vivimos un período crítico en el que se adoptarán importantes decisiones de recuperación que configurarán nuestro futuro. En este contexto, la Agencia Europea de Medio Ambiente agrupará los conocimientos relacionados con el coronavirus y el medio ambiente y contribuirá a un debate con conocimiento de causa.
Los países europeos están adoptando medidas drásticas para limitar los efectos del Covid-19 en la economía y en la salud de la ciudadanía europea. Crisis como ésta tienden a tener consecuencias inmediatas y graves en poblaciones enteras y en la economía. Dada su capacidad para afectar a sectores económicos clave, se espera que la crisis del coronavirus minimice parte del impacto que las actividades económicas producen en el medio ambiente y el clima. Sin embargo, perturbaciones graves y abruptas con costes elevadísimos para la sociedad no entran, ni muchísimo menos, dentro del compromiso de la Unión Europea de transformar su economía y lograr la neutralidad climática en 2050. Al contrario, el Pacto Verde Europeo y la Ley Europea del Clima propuesta recientemente exigen una reducción gradual e irreversible de las emisiones, garantizando asimismo una transición justa que apoye a todas las partes afectadas.
La contaminación acústica es un problema cada vez mayor en toda Europa y buena parte de la población todavía no es consciente de cómo afecta a su salud. Entrevistamos a Eulalia Peris, la experta de la Agencia Europea de Medio Ambiente en ruido ambiental, para analizar las conclusiones más importantes del informe de la AEMA Environmental noise in Europe — 2020 (El ruido ambiental en Europa — 2020), publicado este mes.
A principios de este mes, la Agencia Europea de Medio Ambiente publicó su informe «El medio ambiente en Europa: Estado y perspectivas 2020» (SOER 2020). Dicho informe concluye que Europa no alcanzará sus objetivos para 2030 si no toma medidas urgentes durante los próximos diez años para actuar ante la alarmante tasa de pérdida de biodiversidad, las repercusiones –en aumento– del cambio climático y la sobreexplotación de los recursos naturales. También ofrece algunas soluciones clave que ayudarían a Europa a retomar el camino adecuado para cumplir esos objetivos. Conversamos con Tobias Lung, experto en coordinación y evaluación del SOER de la AEMA, para comentar el papel del SOER 2020.
El año 2019 será recordado como un punto de inflexión para la acción por el clima y el medio ambiente en Europa. Millones de ciudadanos europeos y de otras partes del mundo se han manifestado y han instado a los responsables políticos a actuar. Las evaluaciones científicas contrastadas, incluido el informe sobre el estado del medio ambiente (SOER 2020) de la Agencia Europea de Medio Ambiente, han hecho hincapié en la magnitud de los desafíos a los que nos enfrentamos y en la necesidad urgente de actuar. Estas peticiones ahora se materializan en una hoja de ruta política. El Pacto Verde Europeo presentado por la Comisión Europea representa un punto de partida prometedor para la década crucial que nos espera.
El suelo es mucho más que arena inerte y sedimentos. Está lleno de vida, desde organismos microscópicos a mamíferos más grandes, todos en interacción en una serie de microhábitats igualmente diversos. Sus interacciones nos proporcionan alimento y fibra, agua limpia, aire limpio y procesos industriales sin sustancias químicas sintéticas, y pueden incluso proporcionar curas para muchas enfermedades. Hemos hablado con el Dr. David Russell del Museo Senckenberg de Historia Natural (Alemania) sobre la biodiversidad y lo que supone para nuestro planeta.
La mayoría de los alimentos que comemos se producen en la tierra y en el suelo. Lo que comemos y cómo lo producimos ha cambiado de forma significativa en el último siglo, junto con la sociedad y el paisaje europeos. La intensificación de la agricultura ha permitido que Europa produzca más alimentos a precios más asequibles, aunque a expensas del medio ambiente y de la agricultura tradicional. Ha llegado el momento de replantearnos nuestra relación con los alimentos que ponemos en el plato y con la tierra y las comunidades que los producen.
El cambio climático repercute de manera considerable en el suelo, y los cambios en el uso de la tierra y el suelo pueden acelerar o ralentizar el cambio climático. Sin unos suelos más sanos y una gestión sostenible de la tierra y el suelo, no podemos abordar la crisis climática, producir suficientes alimentos ni adaptarnos a un clima en cambio. La respuesta podría estar en preservar y restaurar ecosistemas principales y en dejar que la naturaleza capture carbono de la atmósfera.
¿Quién es el propietario de la tierra y de sus recursos? ¿Quién decide cómo pueden utilizarse? En algunos casos, la tierra es propiedad privada que puede comprarse y venderse y que es utilizada exclusivamente por sus propietarios. A menudo su uso está regulado por la normativa nacional o local, por ejemplo, para mantener las zonas de bosque. En otros casos, algunas zonas están designadas únicamente para el uso público. Sin embargo, la tierra no es únicamente espacio o territorio. Cuando todos utilizamos la tierra y confiamos en sus recursos, la gestión sostenible exige que propietarios, reguladores y usuarios trabajen juntos a escala local y global.
La contaminación es una cuestión estrechamente vinculada a nuestro pasado común y forma parte de la historia sobre cómo Europa se convirtió primero en pionera industrial, para después serlo también en temas ambientales. Hemos hablado con Mark Kibblewhite, profesor emérito de la Universidad de Cranfield (Reino Unido) y uno de los principales expertos en suelo de Europa, para entender mejor la cuestión de la contaminación del suelo.
Conocido como «los ojos de Europa sobre la Tierra», Copernicus, el programa de la UE de vigilancia y observación de la Tierra, está revolucionando el modo en que comprendemos y planificamos el uso más sostenible de los valiosos recursos de la tierra y el suelo. Desde la planificación urbana, las rutas de transporte y los espacios verdes a la agricultura de precisión y la gestión forestal, Copernicus ofrece información detallada y puntual sobre la observación de la tierra para apoyar el proceso de toma de decisiones.
El paisaje europeo está cambiando. Las ciudades y sus infraestructuras están invadiendo los terrenos agrícolas productivos, fragmentando el paisaje en parcelas más pequeñas y afectando a la vida salvaje y los ecosistemas. Además de la fragmentación del paisaje, el suelo y la tierra se enfrentan a muchas otras amenazas: la contaminación, la erosión, la compactación, el sellado, la degradación e incluso el abandono. ¿Qué ocurriría si pudiéramos reciclar la tierra que ocupan las ciudades y las infraestructuras urbanas en lugar de ocupar terreno agrícola?
No podemos vivir sin una tierra y un suelo sanos. Sobre la tierra producimos la mayoría de nuestros alimentos y construimos nuestros hogares. La tierra es esencial para todas las especies, ya sean animales o plantas que viven en la tierra o el agua. El suelo —uno de los componentes esenciales de la tierra— es un elemento muy complejo que desborda vida y que, con frecuencia, no se valora lo suficiente. Por desgracia, el modo en el que actualmente utilizamos la tierra y el suelo en Europa y en todo el mundo no es sostenible. Esto repercute de forma considerable en la vida en la tierra.
Las olas de calor y los fenómenos meteorológicos extremos del pasado verano han roto nuevos registros climáticos en Europa, subrayando la importancia de la adaptación al cambio climático. Hemos estado hablando con Blaz Kurnik, un experto de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) sobre el impacto del cambio climático y la adaptación al mismo, acerca del nuevo informe de la AEMA sobre el impacto del cambio climático en la agricultura europea, que se presentó a principios de este mes.
Ursula von der Leyen, presidenta electa de la Comisión Europea, ha establecido las prioridades políticas de su equipo para los próximos cinco años. Un Pacto Verde Europeo, en el que se esbozan acciones más ambiciosas en relación con la crisis climática y de la biodiversidad, ocupa un lugar central en su agenda. Las políticas europeas han abordado desde hace tiempo la degradación medioambiental y el cambio climático con algunos éxitos y algunos fracasos. Respaldado por los crecientes llamamientos a la acción por parte de la ciudadanía, este nuevo mandato político –con una nueva Comisión Europea y un nuevo Parlamento Europeo– brinda una oportunidad única para ampliar y acelerar una transición ecológica y justa para Europa.
Cómo será el medio ambiente de Europa en 25 años? ¿Vamos a lograr nuestro objetivo común de «vivir bien, dentro de los límites de nuestro planeta»? ¿Seremos capaces de limitar el calentamiento global y construir ciudades resistentes al cambio climático rodeados de una naturaleza sana? Los europeos están cada vez más preocupados por los resultados que arrojaron las recientes elecciones al Parlamento Europeo. La próxima generación de Europa también clama por una acción urgente, pero ¿cómo van a satisfacer sus demandas de cara a un futuro sostenible para la configuración del medio ambiente y las políticas socioeconómicas europeas? En nuestro 25º aniversario vamos a reflejar cómo han evolucionado el conocimiento y las políticas medioambientales en los últimos 25 años y cómo nosotros, la AEMA y sus redes, podemos apoyar los esfuerzos hacia la sostenibilidad en los próximos 25 años.
Nuestro planeta afronta retos sin precedentes en relación con el medio ambiente y el clima que conjuntamente constituyen una amenaza para nuestro bienestar. Pero aún no es demasiado tarde para tomar medidas decisivas. Puede antojarse una tarea abrumadora, pero todavía tenemos la posibilidad de invertir ciertas tendencias negativas, adaptarnos para mitigar los daños, recuperar ecosistemas esenciales y proteger con más firmeza lo que aún nos queda. Para conseguir la sostenibilidad a largo plazo, hemos de abordar el medio ambiente, el clima, la economía y la sociedad como partes inseparables de una misma entidad.
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