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El suelo es mucho más que arena inerte y sedimentos. Está lleno de vida, desde organismos microscópicos a mamíferos más grandes, todos en interacción en una serie de microhábitats igualmente diversos. Sus interacciones nos proporcionan alimento y fibra, agua limpia, aire limpio y procesos industriales sin sustancias químicas sintéticas, y pueden incluso proporcionar curas para muchas enfermedades. Hemos hablado con el Dr. David Russell del Museo Senckenberg de Historia Natural (Alemania) sobre la biodiversidad y lo que supone para nuestro planeta.
La mayoría de los alimentos que comemos se producen en la tierra y en el suelo. Lo que comemos y cómo lo producimos ha cambiado de forma significativa en el último siglo, junto con la sociedad y el paisaje europeos. La intensificación de la agricultura ha permitido que Europa produzca más alimentos a precios más asequibles, aunque a expensas del medio ambiente y de la agricultura tradicional. Ha llegado el momento de replantearnos nuestra relación con los alimentos que ponemos en el plato y con la tierra y las comunidades que los producen.
El cambio climático repercute de manera considerable en el suelo, y los cambios en el uso de la tierra y el suelo pueden acelerar o ralentizar el cambio climático. Sin unos suelos más sanos y una gestión sostenible de la tierra y el suelo, no podemos abordar la crisis climática, producir suficientes alimentos ni adaptarnos a un clima en cambio. La respuesta podría estar en preservar y restaurar ecosistemas principales y en dejar que la naturaleza capture carbono de la atmósfera.
¿Quién es el propietario de la tierra y de sus recursos? ¿Quién decide cómo pueden utilizarse? En algunos casos, la tierra es propiedad privada que puede comprarse y venderse y que es utilizada exclusivamente por sus propietarios. A menudo su uso está regulado por la normativa nacional o local, por ejemplo, para mantener las zonas de bosque. En otros casos, algunas zonas están designadas únicamente para el uso público. Sin embargo, la tierra no es únicamente espacio o territorio. Cuando todos utilizamos la tierra y confiamos en sus recursos, la gestión sostenible exige que propietarios, reguladores y usuarios trabajen juntos a escala local y global.
La contaminación es una cuestión estrechamente vinculada a nuestro pasado común y forma parte de la historia sobre cómo Europa se convirtió primero en pionera industrial, para después serlo también en temas ambientales. Hemos hablado con Mark Kibblewhite, profesor emérito de la Universidad de Cranfield (Reino Unido) y uno de los principales expertos en suelo de Europa, para entender mejor la cuestión de la contaminación del suelo.
Conocido como «los ojos de Europa sobre la Tierra», Copernicus, el programa de la UE de vigilancia y observación de la Tierra, está revolucionando el modo en que comprendemos y planificamos el uso más sostenible de los valiosos recursos de la tierra y el suelo. Desde la planificación urbana, las rutas de transporte y los espacios verdes a la agricultura de precisión y la gestión forestal, Copernicus ofrece información detallada y puntual sobre la observación de la tierra para apoyar el proceso de toma de decisiones.
El paisaje europeo está cambiando. Las ciudades y sus infraestructuras están invadiendo los terrenos agrícolas productivos, fragmentando el paisaje en parcelas más pequeñas y afectando a la vida salvaje y los ecosistemas. Además de la fragmentación del paisaje, el suelo y la tierra se enfrentan a muchas otras amenazas: la contaminación, la erosión, la compactación, el sellado, la degradación e incluso el abandono. ¿Qué ocurriría si pudiéramos reciclar la tierra que ocupan las ciudades y las infraestructuras urbanas en lugar de ocupar terreno agrícola?
No podemos vivir sin una tierra y un suelo sanos. Sobre la tierra producimos la mayoría de nuestros alimentos y construimos nuestros hogares. La tierra es esencial para todas las especies, ya sean animales o plantas que viven en la tierra o el agua. El suelo —uno de los componentes esenciales de la tierra— es un elemento muy complejo que desborda vida y que, con frecuencia, no se valora lo suficiente. Por desgracia, el modo en el que actualmente utilizamos la tierra y el suelo en Europa y en todo el mundo no es sostenible. Esto repercute de forma considerable en la vida en la tierra.
Las olas de calor y los fenómenos meteorológicos extremos del pasado verano han roto nuevos registros climáticos en Europa, subrayando la importancia de la adaptación al cambio climático. Hemos estado hablando con Blaz Kurnik, un experto de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) sobre el impacto del cambio climático y la adaptación al mismo, acerca del nuevo informe de la AEMA sobre el impacto del cambio climático en la agricultura europea, que se presentó a principios de este mes.
Ursula von der Leyen, presidenta electa de la Comisión Europea, ha establecido las prioridades políticas de su equipo para los próximos cinco años. Un Pacto Verde Europeo, en el que se esbozan acciones más ambiciosas en relación con la crisis climática y de la biodiversidad, ocupa un lugar central en su agenda. Las políticas europeas han abordado desde hace tiempo la degradación medioambiental y el cambio climático con algunos éxitos y algunos fracasos. Respaldado por los crecientes llamamientos a la acción por parte de la ciudadanía, este nuevo mandato político –con una nueva Comisión Europea y un nuevo Parlamento Europeo– brinda una oportunidad única para ampliar y acelerar una transición ecológica y justa para Europa.
Cómo será el medio ambiente de Europa en 25 años? ¿Vamos a lograr nuestro objetivo común de «vivir bien, dentro de los límites de nuestro planeta»? ¿Seremos capaces de limitar el calentamiento global y construir ciudades resistentes al cambio climático rodeados de una naturaleza sana? Los europeos están cada vez más preocupados por los resultados que arrojaron las recientes elecciones al Parlamento Europeo. La próxima generación de Europa también clama por una acción urgente, pero ¿cómo van a satisfacer sus demandas de cara a un futuro sostenible para la configuración del medio ambiente y las políticas socioeconómicas europeas? En nuestro 25º aniversario vamos a reflejar cómo han evolucionado el conocimiento y las políticas medioambientales en los últimos 25 años y cómo nosotros, la AEMA y sus redes, podemos apoyar los esfuerzos hacia la sostenibilidad en los próximos 25 años.
Nuestro planeta afronta retos sin precedentes en relación con el medio ambiente y el clima que conjuntamente constituyen una amenaza para nuestro bienestar. Pero aún no es demasiado tarde para tomar medidas decisivas. Puede antojarse una tarea abrumadora, pero todavía tenemos la posibilidad de invertir ciertas tendencias negativas, adaptarnos para mitigar los daños, recuperar ecosistemas esenciales y proteger con más firmeza lo que aún nos queda. Para conseguir la sostenibilidad a largo plazo, hemos de abordar el medio ambiente, el clima, la economía y la sociedad como partes inseparables de una misma entidad.
Es preciso tomar medidas específicas para proteger mejor a la población más vulnerable de Europa, incluidas las personas con menos recursos, los ancianos y los niños, frente a peligros medioambientales como la contaminación atmosférica y acústica y las temperaturas extremas. Aleksandra Kazmierczak, experta en el ámbito de la adaptación al cambio climático de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), explica las principales conclusiones de un nuevo informe de la AEMA que examina los vínculos existentes entre las desigualdades sociales y demográficas y la exposición a la contaminación atmosférica, el ruido y las temperaturas extremas.
¿Son los vehículos eléctricos mejores para el clima y la calidad del aire que los vehículos diésel o de gasolina? Charlamos con Andreas Unterstaller, el experto en transporte y medio ambiente de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), sobre las ventajas e inconvenientes de los vehículos eléctricos, tema de un nuevo informe de la AEMA.
La Unión Europea (UE) tiene uno de los conjuntos de objetivos más ambiciosos del mundo en materia de medio ambiente y clima, que abarca una amplia gama de políticas, desde la calidad del aire, los residuos y la calidad del agua, a la energía y el transporte. En base a datos comunicados por los Estados miembros, la Agencia Europea de Medio Ambiente ayuda a supervisar los avances y a identificar los ámbitos en los que se necesitan esfuerzos adicionales. Desde su creación hace 25 años, la AEMA ha estado desarrollando su trabajo en materia de datos y conocimiento para apoyar la formulación de políticas en Europa.
Muchas personas siguen asociando el mercurio a los termómetros y la mayoría sabe también que es tóxico. Por su toxicidad, en Europa el mercurio se está retirando de los productos, pero aún queda mucho circulando por el aire, el agua, el suelo y los ecosistemas. ¿Sigue siendo el mercurio un problema? ¿Qué se está haciendo al respecto? Hemos entrevistado a Ian Marnane, experto de la AEMA en uso sostenible de los recursos e industria.
El cambio climático es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Su impacto se acusa en todo el planeta, pues afecta a las personas, a la naturaleza y a la economía. La mitigación del cambio climático exige una reducción considerable de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Para plasmar este objetivo general en medidas concretas es necesario entender el complejo sistema que conecta las diferentes fuentes de emisiones con sus impactos nacionales y regionales, la gobernanza global y los posibles beneficios. La Agencia Europea de Medio Ambiente se esfuerza constantemente por mejorar los conocimientos necesarios para diseñar medidas eficaces sobre el terreno.
El agua está en constante movimiento. También facilita el desplazamiento de embarcaciones, peces y de todos los demás animales y plantas que viven en ella. La salud de ríos, lagos y océanos debe tener en cuenta la circulación del agua, que trasciende las fronteras geopolíticas. En vista de ello, la cooperación regional e internacional es un elemento íntimamente ligado a las políticas de la Unión Europea en materia de agua desde el decenio de 1970.
Malta es uno de los diez países que más escasez de agua padece del mundo. ¿Qué hacer cuando la naturaleza solo proporciona la mitad del agua que necesita su población? Malta «produce» agua limpia e intenta cerciorarse de que no se desperdicie ni una gota. Hablamos con Manuel Sapiano, de la Agencia de Energía y Agua de Malta, sobre nuevas tecnologías, el agua para los hogares y la agricultura y las límpidas aguas de baño que rodean la isla.
A menudo damos por sentada la disponibilidad de un suministro fiable de agua limpia. Accionamos el grifo y sale agua limpia, lo usamos y el agua «sucia» se va por el desagüe. Para una gran mayoría de europeos, el agua que consumimos en casa es de calidad apta para dicho consumo humano y está disponible las 24 horas del día. El breve lapso transcurrido entre que el agua sale por el grifo y se va por el desagüe constituye una parte muy pequeña de su recorrido total. La gestión del agua en una ciudad no se limita a los sistemas públicos correspondientes. El cambio climático, la expansión urbana y las alteraciones de las cuencas fluviales pueden provocar inundaciones más frecuentes y perjudiciales en las ciudades, lo que deja a las autoridades ante un problema cada vez mayor.
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