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La contaminación del tráfico sigue siendo nociva para la salud en muchas partes de Europa

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Press Release Publicado 26/11/2012 Última modificación 03/06/2016
El transporte en Europa genera niveles perjudiciales de contaminantes atmosféricos y una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. Muchos de los problemas ambientales ocasionados pueden corregirse con un mayor esfuerzo para alcanzar los nuevos objetivos de la UE, según el último informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Uno de los grandes retos del siglo XXI será paliar los efectos negativos del transporte —los gases de efecto invernadero, la contaminación atmosférica y la contaminación acústica— salvaguardando los aspectos positivos de la movilidad.

Jacqueline McGlade, Directora Ejecutiva de la AEMA

El informe anual sobre transporte y medio ambiente de la AEMA “Transport and Environment Reporting Mechanism” (TERM) evalúa el impacto ambiental del transporte en Europa. Según este informe, se han producido algunas mejoras en los últimos años, si bien cabe atribuirlas en parte a la reducción de la actividad económica causada por la recesión. A medida que vaya mejorando el clima económico, los nuevos objetivos de la UE para el transporte deberán contribuir a reducir todavía más los impactos ambientales.

Aunque la contaminación atmosférica ha descendido a lo largo de los dos últimos decenios, sigue siendo un grave problema en muchas zonas. Las «normas Euro» aplicadas a los automóviles no han logrado reducir las emisiones reales de NO2 a los niveles establecidos en la legislación, si bien han supuesto importantes mejoras de la calidad del aire en general.

El crecimiento del transporte de mercancías también influye en una peor calidad del aire. Esta fue una de las principales causas de los altos niveles de NO2 registrados. El aumento del transporte marítimo en los dos últimos decenios explica también que las emisiones de óxidos de azufre responsables de la lluvia ácida no se hayan reducido más que un 14 % desde 1990, pese a que se han conseguido importantes mejoras de eficiencia.

Jacqueline McGlade, Directora Ejecutiva de la AEMA, afirma que «uno de los grandes retos del siglo XXI será paliar los efectos negativos del transporte —los gases de efecto invernadero, la contaminación atmosférica y la contaminación acústica— salvaguardando los aspectos positivos de la movilidad. Europa puede asumir el liderazgo intensificando sus esfuerzos en el fomento de la innovación tecnológica en el ámbito de la movilidad eléctrica. Este cambio podría transformar la forma de vida en los centros urbanos».

Otros datos y tendencias

  • La población que reside cerca de carreteras muy transitadas sigue estando especialmente expuesta a niveles excesivos de contaminación atmosférica. En 2010, se registraron niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) por encima de los límites legales en el 44 % de las estaciones de tráfico de la red de observación de la calidad del aire. Los niveles de partículas (PM10) superaron los límites en el 33 % de dichas estaciones. Estos contaminantes pueden afectar al sistema cardiovascular, a los pulmones, al hígado, al bazo y a la sangre.
  • Europa necesita reducir aún más el consumo energético del transporte, ya que en 2011 solo fue un 4,3 % menor que el máximo alcanzado en 2007. El consumo de energía de algunos modos de transporte ha estado muy influenciado por las fluctuaciones económicas de los últimos años. La demanda de transporte de mercancías es especialmente sensible a las fluctuaciones económicas. Tras una fuerte caída entre 2008 y 2009, creció un 5,4 % en 2010.
  • Por otro lado, la demanda de transporte de pasajeros cayó casi un 1 % entre 2009 y 2010. Este dato parece contradecir la tendencia a largo plazo, ya que esta demanda ha ido en constante aumento en toda la UE desde que comenzaron a llevarse registros a mediados de la década de 1990. El uso del vehículo privado se ha mantenido más o menos constante, según el informe, pese a la crisis económica y a las grandes fluctuaciones que han sufrido los precios de los combustibles a lo largo de la última década.
  • En algunos casos, puede que los precios estén llevando a la población a tomar decisiones perjudiciales para el medio ambiente. El informe señala que comprar un coche se ha ido haciendo cada vez más barato en términos reales desde mediados de la década de 1990, mientras que los viajes en tren y el transporte de pasajeros por vías acuáticas se ha encarecido. No obstante, los nuevos automóviles son más eficientes. El coche medio puesto a la venta en 2011 era un 3,3 % más eficiente que el año anterior.
  • El sector del transporte ha de reducir las emisiones de dióxido de carbono un 68 % entre 2010 y 2050 para cumplir el objetivo de la UE. Las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el transporte se redujeron sólo un 0,4 % entre 2009 y 2010 y las primeras estimaciones apuntan un descenso similar entre 2010 y 2011.
  • La contaminación acústica es otro efecto del transporte que puede acarrear graves problemas de salud. El informe afirma que en las grandes ciudades europeas, tres de cada cinco residentes están expuestos a niveles nocivos de contaminación acústica por el tráfico rodado. Incluso en el ámbito rural, 24 millones de europeos están expuestos a niveles perjudiciales de contaminación acústica por la noche, que puede causar problemas físicos y psicológicos.

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