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Página Última modificación 07/05/2021
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La importancia de la ecoinnovación fue reconocida plenamente en la Estrategia de Lisboa, la Estrategia de la Unión Europea para un desarrollo sostenible, y en el sexto Programa de acción en materia de medio ambiente. El Plan de actuación a favor de las tecnologías medioambientales (PATA), adoptado para su aplicación en enero de 2004, es complementario de los enfoques normativos de la Comisión Europea. El PATA comprende diversas acciones de promoción de la ecoinnovación y la implantación de tecnologías medioambientales. Sus prioridades son promover la investigación y el desarrollo, movilizar fondos y ayudar a impulsar la demanda, y mejorar las condiciones del mercado.

El PATA es complementario de los enfoques normativos de la Comisión Europea y aborda directamente las tres dimensiones de la Estrategia de Lisboa: crecimiento, empleo y medio ambiente. Sobre la base del Plan, los Estados miembros han desarrollado hojas de ruta formales nacionales en las que se describen los planes, las acciones y los logros relacionados con las tecnologías medioambientales y las innovaciones ecológicas.

La investigación y el desarrollo son un elemento importante de la Estrategia de Lisboa cuyo objetivo es "que Europa se convierta en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo". Está previsto que el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea (PM7) de investigación (2007-2013) desempeñe un papel fundamental en la consecución de los objetivos de Lisboa. Varias plataformas tecnológicas europeas se encargan de orientar el PM7 hacia las necesidades de la industria. Abordan cuestiones tecnológicas como la energía eólica, las pilas de combustible con hidrógeno y las centrales eléctricas fotovoltaicas y con emisiones de combustibles fósiles próximas a cero. Estas plataformas tendrán una influencia importante en la capacidad europea para transformar el conocimiento y la innovación en valor económico añadido y sostenibilidad ambiental.

El viaje de Europa hacia un nivel de emisiones próximo a cero se inició con diversos objetivos: reducción del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 (en comparación con los niveles de 1990); un 20 % de la energía procederá de fuentes renovables para 2020, y un 10 % de los combustibles para el transporte por carretera procederá de biocarburantes. Tales objetivos han generado un considerable potencial para las nuevas tecnologías energéticas y para la transformación de los sistemas de energía con una década de antigüedad. El siglo XXI será testigo de una reconfiguración de las redes eléctricas con tecnologías de producción de energía renovable muy generalizadas que operarán a una escala más local (incluso por hogares).

En todo caso,las tecnologías no pueden solucionar en solitario los problemas medioambientales de Europa. Para lograr beneficios económicos y ambientales es necesaria una conjunción de planteamientos, desde medidas legislativas a acciones voluntarias. Normativas como la Directiva sobre la prevención y el control integrados de la contaminación han demostrado su eficacia para alentar a la industria y las empresas europeas a que reduzcan residuos y reciclen mediante la promoción del uso de tecnologías no contaminantes.  De igual modo, los enfoques voluntarios, como el plan de auditoría y gestión ambiental (EMAS), han suscitado mejoras continuas del rendimiento medioambiental para millares de industrias y organizaciones de Europa.

 

 

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