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Las olas de calor y la propagación de enfermedades infecciosas debidas al cambio climático constituyen amenazas crecientes para la salud de la población europea

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Noticias Publicado 21/06/2023 Última modificación 03/08/2023
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Las olas de calor sin precedentes, como las registradas este año, representan la mayor amenaza directa para la salud relacionada con el clima para la población europea. Las olas de calor ya están causando numerosas muertes y enfermedades. Esta situación se prevé que aumente si no se toman más medidas de mitigación y adaptación al cambio climático. Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publicado hoy, los planes de acción de salud en caso de olas de calor, el reverdecimiento de las ciudades, un mejor diseño de los edificios y el ajuste de los horarios de trabajo pueden contribuir a proteger mejor a los grupos más vulnerables de la sociedad.

Aunque cada vez se reconoce más la importancia de abordar lo impactos del cambio climático sobre la salud humana, ha llegado el momento de pasar de la planificación a la acción y mejorar la concienciación entre los profesionales sanitarios y de la salud pública para lograr una mayor resiliencia de la población europea, según el informe de la AEMA «Climate change as a threat to health and well-being in Europe: focus on heat and infections diseases» [«El cambio climático como amenaza para la salud y el bienestar en Europa: enfoque en las enfermedades infecciosas y en las debidas a las olas de calor», documento disponible solo en inglés].

El informe de la AEMA se centra en el impacto  que las temperaturas elevadas tienen en la población, conllevando el mayor número de muertes asociadas con riesgos naturales en Europa. Debido al cambio climático, se prevé que estas muertes aumenten significativamente a menos que se tomen medidas de adaptación. Se prevé que las enfermedades infecciosas sensibles al clima, otra amenaza emergente, se extiendan aún más hacia el norte y produzcan una mayor carga de enfermedad en Europa. El informe se basa en conocimientos desarrollados para el Observatorio Europeo del Clima y la Salud, que facilita acceso a una amplia variedad de datos, herramientas y publicaciones pertinentes, así como otros recursos que informan sobre las repercusiones del cambio climático para la salud humana.


Acción para proteger a los grupos vulnerables frente a las olas de calor

Las olas de calor cada vez más largas, intensas y frecuentes, en combinación con el envejecimiento de la población y la urbanización creciente, tienen como consecuencia una mayor exposición a las elevadas temperaturas de las poblaciones más vulnerables, particularmente en el sur y el centro de Europa. La localización de muchas escuelas y hospitales en zonas en las que tiene lugar el efecto isla de calor urbano, lo que agrava aún más las altas temperaturas, requiere una adaptación urgente de estas instalaciones. El aumento de las temperaturas también afecta a la salud y seguridad en el trabajo y resulta en promedio en una pérdida anual de dieciséis horas por trabajador en sectores con una exposición elevada, siendo en Europa meridional donde se registran las mayores pérdidas.

Reducir las repercusiones que las olas de calor tienen para la salud requiere la aplicación de un amplio abanico de soluciones, lo que incluye planes eficaces de acción sobre salud en caso de olas de calor, la creación de más zonas verdes y con sombra en las ciudades, un diseño y construcción adecuados de los edificios y el ajuste de las condiciones y horarios de trabajo para reducir la exposición de las personas.


Condiciones climáticas más favorables para las enfermedades infecciosas

Las condiciones climáticas variables son cada vez más favorables para la aparición y transmisión de enfermedades infecciosas sensibles al clima como la malaria, el dengue o la fiebre del Nilo Occidental, que también amplían el riesgo de transmisión a zonas previamente no afectadas de Europa, como las zonas septentrionales. La prolongación prevista de la temporada de transmisión y la mayor distribución de las especies de mosquito que actúan como vectores de la malaria y el dengue, junto con el número creciente de casos de enfermedades importadas a raíz de viajes, aumentan la probabilidad de que se produzcan brotes locales. 

Las personas que trabajan en los ámbitos de la agricultura, la ingeniería de montes o los servicios de emergencia pueden estar expuestas a un mayor riesgo de contraer una de estas enfermedades, mientras que las personas de edad avanzada, los niños pequeños y las personas con sistemas inmunitarios comprometidos pueden sufrir más si contraen una enfermedad. 

El calentamiento de las aguas del mar crea un entorno cada vez más propicio para las peligrosas bacterias Vibrio, que se hallan en peces y crustáceos, en particular en el litoral del mar Báltico. La exposición a estas bacterias puede producir enfermedades graves. La monitorización eficaz de las especies que actúan como vectores o que transmiten estas enfermedades y la vigilancia de las enfermedades facilitarían el desarrollo de alertas tempranas y un mejor control específico de las especies vectores o la vacunación.


Prevención: la coordinación es fundamental

La monitorización y la vigilancia de las amenazas relacionadas con el clima son medidas eficaces, así como las que se mencionan con mayor frecuencia en las estrategias nacionales de salud pública o adaptación al cambio climático. Es esencial desarrollar alertas tempranas: las acciones rápidas, bien organizadas y eficaces como parte de los planes de acción sobre salud en caso de olas de calor y que facilitan información adecuada al público, pueden reducir el riesgo de transmisión de enfermedades.

A una escala local, el compromiso de los proveedores de asistencia sanitaria y servicios sociales con la planificación de la adaptación al cambio climático sigue siendo bajo en toda Europa. La adaptación a las amenazas para la salud pública existentes y emergentes derivadas del cambio climático requiere una mejor preparación del sector sanitario mediante una mayor concienciación, la mejora de los conocimientos y un mayor compromiso de los profesionales sanitarios y de la salud pública, según el informe de la AEMA. Mejorar la resiliencia de las instalaciones sanitarias frente a las condiciones meteorológicas extremas y garantizar que los sistemas sanitarios tengan capacidad de respuesta ante el aumento de la demanda de cuidados de los pacientes o de diagnósticos también contribuirán.  

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