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El Medio Ambiente en Europa: Segunda evaluación

6. Productos químicos

Página Última modificación 19/04/2016
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6. Productos químicos

Resultados principales

Desde la evaluación Dobris, la industria química de Europa occidental ha seguido creciendo, con una producción que, desde 1993, aumenta a un ritmo superior al del PIB. En los Países de Europa central y oriental y en los Nuevos Estados Independientes (NEI), la producción ha registrado un notable descenso desde 1989, paralelo al del PIB, si bien en algunos de ellos la producción acusa una recuperación parcial desde 1993. El resultado neto es que se ha incrementado el flujo de productos químicos en las economías de toda Europa.

Son escasos los datos relativos a las emisiones, pero los productos químicos se dispersan en todos los medios, incluidos los tejidos humanos y animales. En el inventario de las Sustancias químicas existentes en Europa se enumeran más de 100.000 compuestos. El grado de amenaza de estos productos químicos sigue siendo incierto, debido a la falta de conocimientos acerca de sus concentraciones y acerca de sus vías de penetración y acumulación en el medio ambiente, y su posterior efecto en los seres humanos y en otras formas de vida.

Se dispone, no obstante, de algunos datos, por ejemplo en relación con los metales pesados y los contaminantes orgánicos persistentes (COP). Aunque las emisiones de determinadas sustancias están disminuyendo, sus concentraciones en el medio ambiente siguen siendo motivo de preocupación, en especial en algunas zonas con un alto grado de contaminación y en sumideros naturales como el mar Báltico y el Ártico. Se está procediendo a la eliminación progresiva de algunos de los COP más conocidos, pero se producen todavía grandes cantidades de otras muchas sustancias con propiedades similares.

Recientemente se ha suscitado la alarma en relación con lo que han dado en llamarse “sustancias que alteran las funciones endocrinas”: los COP y algunos compuestos organometálicos, por ser una posible causa de alteración de las funciones reproductoras en los seres humanos y en animales y plantas. Mientras que los ejemplos de estas alteraciones son incuestionables en animales marinos, no hay pruebas suficientes para establecer vínculos causales entre dichos productos químicos y determinados síntomas de disfunciones reproductoras en el ser humano, cuyas causas siguen siendo en gran medida desconocidas y podrían imputarse tanto a los cambios del estilo de vida y los hábitos en el vestir, como a la presencia en el medio ambiente de determinadas sustancias químicas.

Debido a las dificultades y al elevado coste de evaluar la toxicidad de un gran número de productos químicos, cuyo uso entraña riesgos, sobre todo por sus posibles efectos neuro-toxicológicos y en las funciones reproductoras, algunas de las estrategias de control que se aplican en la actualidad persiguen la reducción de la “carga” de productos químicos en el medio ambiente mediante la eliminación y disminución de su uso y de sus emisiones. Un ejemplo de estas medidas son las estrategias elegidas en el Convenio de OSPAR para la protección del mar del Norte. Está previsto que la CEPE (NU) concluya en 1998 dos nuevos protocolos sobre las emisiones atmosféricas de tres metales pesados y dieciséis COP incluidos en el Convenio sobre contaminación transfronteriza a larga distancia.

Desde la evaluación Dobris, se han emprendido nuevas iniciativas a escala nacional e internacional para reducir el posible impacto de los productos químicos en el medio ambiente, entre las que se cuentan los programas voluntarios de reducción, la imposición de medidas fiscales sobre determinados productos y el acceso al público de datos similares a los que se encuentran disponibles en el Inventario de sustancias tóxicas de Estados Unidos, como se especifica, por ejemplo, en la Directiva sobre prevención y control integrados de la contaminación. Queda todavía mucho por hacer en toda Europa para extender la aplicación de instrumentos de características similares.

6.1. Introducción

Desde el comienzo de la revolución industrial, la industria química ha venido sintetizando en el laboratorio y fabricando, a veces en grandes cantidades, innumerables compuestos químicos nuevos. Muchos de ellos se emplean para producir una amplia gama de bienes manufacturados y otros productos.

Se desconoce el número de sustancias químicas en uso, pero en 1981 se invitó a las industrias de la UE a que señalasen las sustancias entonces comercializadas. El resultado fue el Inventario europeo de sustancias químicas comerciales existentes (EINECS), que contiene 100.116 compuestos químicos. Se calcula que el número real de productos actualmente comercializados varía entre 20.000 y 70.000 (Teknologi-Radet, 1996). Cada año se lanzan al mercado varios centenares de sustancias nuevas.

Un número considerable de productos químicos en uso terminan llegando a millones de consumidores y a los procesos de fabricación de otros productos y, por último, al medio ambiente. Muchos son peligrosos, o podrían serlo, para el entorno o para la salud humana.

Son bien conocidos (capítulo 13) algunos de los riesgos más palpables asociados a la fabricación y al uso de productos químicos, como los de explosión, incendio y envenenamiento agudo, lo mismo que algunos problemas relacionados con sus emisiones a las aguas (capítulos 9 y 10), al aire (capítulos 2, 3, 4, 5 y 12), y al suelo, (capítulo 11), amén de otros que atañen a su eliminación (capítulo 7). Sólo para un número escaso de productos químicos se dispone de un nivel razonable de conocimientos acerca de los efectos desfavorables de carácter crónico (a largo plazo), que inciden sobre la salud de las personas empleadas en las instalaciones de fabricación y en otras ocupaciones. No obstante, siguen siendo escasos los conocimientos que atañen a las posibles repercusiones humanas y ecológicas de la difusión de la mayoría de los productos químicos en el medio ambiente general.

Desde el decenio de 1970, cuando el público empezó a alarmarse por el impacto medioambiental de los productos químicos, se han producido diversos cambios tanto en los temas que son objeto de estudio por la comunidad científica, como en la manera en la que los responsables de la toma de decisiones perciben los aspectos críticos de la cuestión. Algunos de estos cambios se exponen en la tabla 6.1. Una de las diferencias principales respecto del decenio de 1970 es la mayor importancia que se da a los productos de consumo, incluida la alimentación, que constituyen la principal fuente de exposición a sustancias peligrosas para la mayoría de la población.

En este capítulo se tratan los principales temas de preocupación del decenio de 1990, en un intento de dar respuesta a las cuatro preguntas generales y más importantes de este informe:

1. ¿Qué tendencias sigue la producción de sustancias químicas en Europa?

2. ¿Cómo circulan por el medio ambiente y se acumulan en él?

3. ¿Cuáles son sus repercusiones humanas y ecológicas?

4. ¿Qué respuestas oficiales se dan a dichas repercusiones?

Este capítulo abarca un horizonte muy amplio, ya que cubre ambas fuentes de productos químicos, tanto las fabriles como las que emanan del usuario. Se han elegido dos grupos de sustancias peligrosas, los metales pesados y los contaminantes orgánicos persistentes, para ofrecer ejemplos de problemas y del modo en que se ha enfocado su resolución.

Tabla 6.1 Temas investigados y percepción de los problemas de contaminación química: decenios 1970-1990

decenio 1970                                                                                         decenio 1990

 

align=right style='text-align:right'> 

align=right style='text-align:right'>medio único (principalmente aire y aguas superficiales)             varios medios (ente ellos, suelo, sedimentos y aguas subterráneas)

 

fuentes puntuales de contaminación, p.ej.                                                      fuentes difusas, p.ej., agricultura, chimeneas                                                                                                  productos, bienes

 

concentraciones ambientales                                             exposición total vía alimentos, aire, agua, suelo,

                                                                                                productos

 

sanidad ocupacional                                                           salud del consumidor, salud de los ecosistemas

 

enfoque local y regional                                                   enfoque internacional y mundial

 

daños económicos limitados y sin cuantificar                daños económicos grandes y cuantificables

 

enfoque a un único efecto, p.ej. leucemia                        efectos múltiples, p.ej., sobre la reproducción

 

enfoque a una sola sustancia                                          contaminantes múltiples, mezclas

 

enfoque al "final del proceso"                                         producción limpia y control integral de la contaminación,

                                                                                                ACV

 

etiquetado e instrucciones de uso                                    información pública sobre emisiones y traslados

 

procesos productivos                                                         procesos y productos a la vez

 

venta de“productos” químicos del tipo "vende y olvídate"        producto más asesoramiento; "servicios"

                                                                                                                químicos

 

reglamentos específicos                                                       reglamentos "marco", impuestos, acuerdos voluntarios,  "asistencia responsable", etcétera.

 

Fuente: ampliación de la AEMA de la tabla 3, pág. 248 en Van Leeuwen y cols. (1996).


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