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Europa necesita estrategias de adaptación para limitar los efectos del cambio climático

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Press Release Publicado 18/08/2004 Última modificación 08/05/2017
Tormentas, inundaciones, sequías y otras condiciones meteorológicas extremas cada vez más frecuentes y económicamente gravosas. Mayor pluviosidad en el norte de Europa, pero un clima más seco en el sur, que podría ser una amenaza para la agricultura en algunas zonas. Olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, que suponen un riesgo de muerte para las personas ancianas y las más débiles. Deshielo de los glaciares, con la probable desaparición de tres cuartos de los existentes en los Alpes suizos de aquí a 2050. Ascenso del nivel del mar durante los próximo siglos.

COMUNICADO DE PRENSA


Copenhague, 18 de agosto de 2004


Europa necesita estrategias de adaptación para limitar los efectos del cambio climático


Tormentas, inundaciones, sequías y otras condiciones meteorológicas extremas cada vez más frecuentes y económicamente gravosas. Mayor pluviosidad en el norte de Europa, pero un clima más seco en el sur, que podría ser una amenaza para la agricultura en algunas zonas. Olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, que suponen un riesgo de muerte para las personas ancianas y las más débiles. Deshielo de los glaciares, con la probable desaparición de tres cuartos de los existentes en los Alpes suizos de aquí a 2050. Ascenso del nivel del mar durante los próximo siglos.


Estos son algunos de los efectos del cambio climático mundial que ya se observan en Europa o que se anuncian para las próximas décadas a medida que aumentan las temperaturas globales, según un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).


Todo indica que la mayor parte del calentamiento global de los últimos 50 años ha sido causada por actividades humanas, en particular las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor, como el dióxido de carbono (CO2) procedente de la quema de combustibles fósiles.


La concentración de CO2, el principal gas de efecto invernadero, en la atmósfera inferior se encuentra en su punto más alto desde hace por lo menos 420.000 años, quizá incluso desde hace 20 millones de años, y es un 34 % más alto que el nivel anterior a la Revolución Industrial. El aumento se ha acelerado desde 1950.


Las inundaciones estivales de 2002 y la ola de calor del verano pasado son ejemplos recientes de la capacidad destructiva de sucesos meteorológicos extremos.


Las grandes inundaciones en 11 países en agosto de 2002 causaron la muerte de 80 personas, afectaron a más de 600.000 y provocaron pérdidas económicas por un valor mínimo de 15.000 millones de US$. En el verano de 2003, durante la ola de calor que asoló el oeste y el sur de Europa, se registraron 20.000 defunciones más de lo normal, especialmente entre personas mayores. En muchos países del sur las cosechas disminuyeron nada menos que un 30 %. Tan sólo en 2003 el deshielo redujo la masa de los glaciares alpinos una décima parte.


«Este informe reúne numerosas pruebas de que el cambio climático es un hecho y de que sus efectos son amplios, muchos de ellos con notables costes económicos, para las personas y los ecosistemas de toda Europa», ha dicho la profesora Jacqueline McGlade, Directora Ejecutiva de la AEMA.


Y ha añadido: «Europa debe seguir liderando los esfuerzos mundiales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero este informe también subraya que se precisan estrategias, a escala europea, regional, nacional y local, para adaptarse al cambio climático. Este fenómeno afectará notablemente a nuestras sociedades y entornos naturales durante los próximos decenios y siglos.»


El alcance y el ritmo de los cambios climáticos en curso superan muy probablemente toda variación natural del clima ocurrida durante el último milenio e incluso antes. La década de los años noventa fue la más calurosa y los tres años más calurosos -1998, 2002 y 2003- se han registrado en los últimos seis años. La rapidez del calentamiento global es actualmente casi de 0,2 ºC por década.


Europa se calienta más rápidamente que la media mundial. La temperatura en Europa se ha elevado una media de 0,95 °C en los últimos cien años y para este siglo se prevé un incremento adicional de entre 2,0 a 6,3 °C, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.


Como primer paso para invertir esta tendencia, los gobiernos del mundo firmaron en 1997 el Protocolo de Kioto, un tratado internacional según el cual los países industrializados deberían reducir alrededor de un 5 % sus emisiones de seis gases de efecto invernadero entre 1990 y 2012.


Hasta la fecha, 123 países, incluidos todos los Estados miembros de la Unión Europea, han ratificado el Tratado, pero Estados Unidos, el principal emisor de gases de efecto invernadero, ha decidido no hacerlo. Para que el Protocolo entre en vigor se necesita todavía la ratificación de Rusia.


Además de los efectos mencionados, en el informe se destaca toda una serie de secuelas actuales y futuras del cambio climático en Europa, incluidas las siguientes:

  • Desde 1980, casi dos de cada tres catástrofes se han atribuido a inundaciones, sequías u olas de calor. La media anual de estos desastres meteorológicos y relacionados con el clima se ha duplicado en la década de los años noventa en comparación con la década anterior. Las pérdidas económicas causadas por dichos sucesos se han duplicado con creces en los últimos 20 años, hasta alcanzar unos 11.000 millones de euros anuales. Ello se debe a varias razones, entre las que se incluye la mayor frecuencia de tales sucesos, así como factores socio-económicos tales como la mayor riqueza de las familias, el aumento de la urbanización e infraestructuras costosas en zonas vulnerables.
  • Aumenta el número anual de inundaciones en Europa y el número de personas afectadas por ellas. Es probable que el cambio climático aumente la frecuencia de las inundaciones, sobre todo las inundaciones torrenciales, que constituyen el mayor peligro para las personas.
  • El cambio climático de las tres últimas décadas ha reducido la población de especies vegetales en varias partes de Europa, incluso en regiones montañosas. Probablemente algunas plantas desaparecerán, ya que otros factores, como la fragmentación de hábitats, limitan la capacidad de las especies vegetales para adaptarse al cambio climático.
  • Los glaciares de ocho de las nueve regiones glaciares de Europa están retrocediendo, alcanzando niveles de retroceso superiores a los de los últimos 5.000 años.
  • En el último siglo los niveles del mar en Europa han subido a razón de 0,8 a 3,0 mm por año. Se prevé que el ritmo de aumento sea de 2 a 4 veces mayor durante este siglo.
  • Las proyecciones muestran que de aquí a 2080 podrían desaparecer casi por completo los inviernos fríos y que los veranos calurosos, las sequías y las fuertes lluvias o granizadas podrían ser mucho más frecuentes.


  • Sin embargo, el cambio climático también parece tener algunos efectos positivos.

  • La agricultura en la mayor parte de Europa, en particular en las latitudes centrales y septentrionales europeas, podría beneficiarse potencialmente de un aumento limitado de las temperaturas. Pero si bien la superficie cultivada de Europa puede extenderse hacia el norte, es posible que en algunas zonas del sur de Europa la agricultura se vea amenazada por la escasez de agua. Y condiciones meteorológicas extremas más frecuentes, especialmente las olas de calor, podrían acarrear peores cosechas. La existencia de efectos positivos dependerá en gran medida de la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático.
  • La estación anual de crecimiento de las plantas, incluidos los cultivos agrícolas, se alargó una media de 10 días entre 1962 y 1995, y se prevé que siga haciéndolo.
  • La tasa de supervivencia de especies avícolas que hibernan en Europa ha mejorado en las últimas décadas y es probable que aumente más a medida que sigan subiendo las temperaturas invernales.



El informe, Impacts of climate change in Europe: An indicator-based assessment (Impactos del cambio climático en Europa: una evaluación basada en indicadores), está disponible en http://reports.eea.europa.eu/climate_report_2_2004/en.


Nota para la redacción


  • El Protocolo de Kioto de 1997 anejo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) controlará las emisiones por los países industrializados de CO2, metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
  • El Protocolo de Kioto es un primer paso hacia la consecución del objetivo fundamental de la UNFCCC de «lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas [humanas] peligrosas en el sistema climático». No se indica cuál ha de ser este nivel, pero la UE ha definido un objetivo indicativo consistente en un aumento de la temperatura mundial a largo plazo no superior a 2 °C por encima de los niveles preindustriales. Si se mantienen las tendencias actuales, es probable que esta cota se rebase hacia el año 2050. Para lograr el objetivo de temperatura de la UE y el objetivo de la UNFCCC es preciso reducir sustancialmente las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero partiendo de los niveles de 1990.
  • El informe examina la situación del cambio climático y sus efectos en Europa sobre la base de 22 indicadores que se clasifican en ocho grandes categorías: atmósfera y clima; glaciares, nieve y hielo; sistemas marinos; ecosistemas terrestres y biodiversidad; agua; agricultura; economía y salud humana. En casi todos los indicadores se aprecia una tendencia clara y ya se observan sus efectos. Los 22 indicadores ilustran tan sólo una pequeña porción de las posibles consecuencias del cambio climático, pero en otros ámbitos no hay datos suficientes para Europa o no se tiene la certeza de que el cambio climático sea la causa de los cambios observados en los indicadores. El informe ha sido elaborado para la AEMA por su Centro Temático Europeo de calidad del aire y cambio climático, incluidos la Umweltbundesamt (Agencia Federal de Medioambiente, Alemania) y el RIVM (Instituto Nacional de Salud Pública y Medioambiente, Países Bajos) los cuales también contribuyeron a través de fondos nacionales adicionales.


Acerca de la AEMA


La Agencia Europea de Medio Ambiente es el principal organismo público en Europa dedicado a facilitar información medioambiental sólida e independiente a responsables políticos y al público en general. En funcionamiento en Copenhague desde 1994, la AEMA constituye el eje central de la Red Europea de Información y Observación del Medio Ambiente (Eionet), una red de alrededor de 300 organismos de toda Europa a través de la cual recopila y difunde datos e información relacionados con el medio ambiente. La Agencia, que es un órgano de la UE, esta abierta a todos los países que comparten sus objetivos. En la actualidad, está integrada por 31 países miembros: los 25 Estados miembros de la UE, tres países candidatos a la adhesión a la UE (Bulgaria, Rumania y Turquía) e Islandia, Liechtenstein y Noruega. Además, actualmente se ha iniciado el acuerdo de adhesión de Suiza a la AEMA.




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